Debido a su gran poder disolvente y a su capacidad de mantener rangos de
temperatura adecuada, el agua proporciona un medio para el transporte y
transformación de sustancias al interior de los seres vivos.
Sin el agua, las sustancias indispensables para la vida no podrían
unirse. Ella permite la síntesis de compuestos complejos necesarios para la
formación de tejidos. Sin el agua ningún proceso vital de intercambio con el
medio, como el de la respiración y la digestión, podría realizarse. Destacables
son los hechos de que el cuerpo humano está constituido por el 65% de agua y
los fluidos vitales como la savia, la sangre y la leche se componen
principalmente de ella.
El agua desempeña también un papel importante en la descomposición
metabólica de moléculas tan esenciales como las proteínas y los carbohidratos.
Este proceso, llamado hidrólisis, se produce continuamente en las células
vivas.
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